domingo, 26 de junio de 2011

¡Eh, pequeña despierta! Vamos, ¡arriba! Ya va siendo hora de despertarse, ¿no crees? ¡Venga, arriba!- Creo que todos os imagináis quien es la chica que yace durmiendo, pero no, nadie lo sabe, lo siento, espero que no os llevéis una desilusión. Simplemente, creo que los cuentos de princesas, están algo pasados de moda, algo que deberíamos dejar todos guardados, y sacar a la luz nuevas historias. Esa chica, sí, es ella. Cristina. Oh, Dios, que nombre tan bonito. Vaya, antes no me gustaba. Supongo que ya conozco a tantas, que me parece hasta bonito. Mm, sí, Cristina. Me lo repienso. Sí, es perfecto. - Es hora de volver a sonreír, vamos, llevas tanto tiempo ahí dormida, que ya ni me acuerdo de como es tu hermosa sonrisa, venga, hazme el favor – Ésta vez no es un príncipe quien viene a despertarla, ¿que mejor que la vida misma? O, ¿el corazón? Sí, a veces el corazón te cita para hacer algunas cosas, aún que también, a veces, hacemos lo que la cabeza nos dice. Esta vez, vamos a dejarla a que ella decida por si sola. - ¿Qué te hará despertar a ti, pequeña? - Creo que su cabeza le está pidiendo a gritos que despierte, que vuelva a ver la luz del día tal y como la vio antes de dormirse. Pero también creo, que su corazón le grita que no lo haga, que siga durmiendo, que la calma todavía no ha llegado, que cuando sea así, él la dejará despertar. Cuando todo vuelva a la normalidad, cuando la felicidad la pueda alcanzar con el dedo meñique, cuando pueda coger el Sol con la palma de la mano, o cuando pueda mirar la Luna sin cegarse, cuando los pájaros le susurren en el oído que es especial. Entonces, ella, decidirá despertar, sin ayuda de nadie.


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