Aún me cuesta acostumbrarme a esta soledad, porque no hay nada que me duela más. Saber que ya te perdí, saber que no te tengo por orgullo, porque no aprendí a decírtelo y ahora que me haces falta estás tan lejos de mi voz, que no vale la pena ni intentar explicarte que todavía te amo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario