El mundo es tan egoísta, todo está tan vacío sin ti... Nada es lo mismo, te hecho de menos. Odio llorar, odio tener que echarte de menos y no poder evitarlo... Te odio a ti por hacer que odie tantas cosas... De lo poco que me quedaba de ti, lo perdí, ya no queda nada, solo un amargo silencio, y una habitación oscura... Palabras que se encierran en estas cuatro paredes, recuerdos que día a día se van. ¿A donde irán? Me pregunto sin respuesta. Un mundo con fin, pensando cada día que es lo que hago aquí, el por qué de este llanto, el por qué de estas lágrimas, que fluyen de mis ojos. Impotencia, sí, demasiada. Es tan duro... Tener que convivir con este peso, con esto que hace que el corazón se me reprima. Yo no quería esto, me prometí a mi misma no volver a llorar, no por ti. Tarde, lo has vuelto a conseguir. Una vez más. Pero esta vez no estás tú. El peso del remordimiento me corroe. Quema. Te necesito, sí. Es difícil decir esto, o escribirlo en un puto programa de ordenador. Puesto que si lo lees, lo harás caso, no volverás... Y aún que así fuese, te lo negaría, tendría alguna excusa, como casi siempre... ¿Sabes? Hará casi un mes que no hablamos, ¿sabes cuanto es eso para mi? Demasiado. Te echo tanto de menos, que no te haces a la idea... ¿Que si me acuerdo de ti? ¡Jamás te olvidé! ¿Qué si me acuerdo de aquella fecha? Cada diez, recordaba aquellos meses felices, de palabras bonitas, y risas... Aquellas llamadas a las diez de la mañana, los veranos, cada día... Los días en que mi padre estaba en casa, y no me dejaba hablar contigo por teléfono... ¿Ya te has olvidado? Por qué yo no. Y todavía espero, a cuando regreses. No cuento los días, por qué puede que sean muchos, o quizás no tantos como yo me pienso... Solo sé, que no es fácil salir de esto sola. Y ahora mismo, es una canción la que me hace escribir. ¿Y sabes por qué escribo? Por qué de todas las conversaciones que tenía, de todos y único recuerdo que me quedaba de ti, que eran esas carpetas, se han borrado. Han desaparecido, y no sé como... Sí, cada día seguía leyendo, empezando de aquel febrero del 1O. Pero ahora ya no, ya no están... Ahora se ha esfumado todo. Mis únicos recuerdos... El llanto no cesa, pero mis palabras sí. Un cuento con fin. Nada está pintado de color rosa. Por qué aún que lo parezca, siempre hay una mancha que lo desgarra todo...

No hay comentarios:
Publicar un comentario