viernes, 15 de julio de 2011

Dentro de la bola de nieve del escritorio de mi abuelo había un pingüino con una bufanda a rayas rojas y blancas. Cuando yo era pequeña, mi abuelo me sentaba sobre sus rodillas y cogía la bola de nieve. La ponía al revés, dejaba que la nieve se amontonara en la parte superior y le daba rápidamente la vuelta. Los dos contemplábamos cómo caía la nieve poco a poco al rededor del pingüino. El pingüino estaba solo allí dentro, pensaba yo, y eso me preocupaba. Cuando se lo comenté a mi abuelo, dijo: "No te preocupes, Patry; tiene una vida agradable. Está atrapado en un mundo perfecto"

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